Cutty Sark desafia la Ley Seca en Barcelona

Cutty Sark desafia la Ley Seca en Barcelona

Escrito por: Rebeca   @dqtqjas_rbk    27 noviembre 2014     2 minutos

Repasemos un poco de historia primero, en Estados Unidos desde 1919 hasta 1933 se prohibió la fabricación, venta y consumo de alcohol. El motivo fue que, el gobierno republicano quería dar una imagen más puritana del país yankie. Obviamente, la ley no consiguió nada de lo que pretendía más bien lo contrario: aumentó el consumo de destilados más fuertes debidos a la destilación casera ilegal, proliferaron el contrabando, los chantajes, los ajustes de cuentas y las mafias.

Puestos en situación imaginaros lo que sería vivir en aquella época, ser joven y tener ganas de pasarlo bien. Obviamente no te quedaba otra que acudir a fiestas clandestinas donde se permitía el consumo de alcohol y todos guardaban el secreto en común por su propio bien. Locales que no eran lo que parecían ser como una panadería con un local de jazz en la trastienda por ejemplo.

Cutty Sark, la famosa marca de whisky, que fue en aquella época la marca de alcohol más vendida, ha querido rememorar esta época con una serie de fiestas por la geografía española, y el pasado fin de semana le tocó el turno a Barcelona. En pleno centro de la ciudad una lúgubre funeraria se convirtió en un club que recreaba los años 20 en Nueva York.

Tras un ataúd y después de dar la contraseña correcta a Sam, un portero muy newyorkino, los asistentes al Secret Club. Un club donde poder disfrutar de jazz, blues y swing, con las auténticas camareras con aire de cabaret, buena gastronomía, juegos de azar, coctelería de la mano de barmans profesionales y un sin fin más de sorpresas para que todo esa noche fuera único y original. Todo ello con los asistentes muy metidos en la época: las chicas con collares largos y plumas, los chicos con sombrero y tirantes.

Una gran noche que hizo revivir una época dorada ya pasada, pero que muchos viven con nostalgia. Una noche que convirtió a Barcelona en la capital clandestina por unas horas, emulando a la mejor Nueva York de aquella época.


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