Barcelona es una ciudad que se puede disfrutar de muchas maneras. De cerca, viviendo y sintiendo el pulso de la ciudad paseando por sus calles, visitando sus monumentos y sintiéndose parte de ella. Pero también de lejos, situándose en alguno de los miradores desde los que se puede admirar la inmensidad de la ciudad y toda la magia que se desprende de cada rincón de la capital catalana.
Los laberintos tienen siempre algo que nos cautiva. La emoción de meterse en uno y no saber si tendremos ocasión de conseguir salir de las muchas trampas que nos ponen en ellos. Giras una esquina y te das contra una pared que te impide seguir. Luego hay que volver atrás y quizá no sepas por qué camino has llegado. Y durante un rato, pasas por esa inquietud, ese nerviosismo y susto por no saber si saldrás de allí. Y eso, claro, es divertido.
Aunque el verano ya esté dando sus últimos coletazos aún hace buen tiempo para recorrer la ciudad y descubrir algunos de sus jardines. Empieza a cambiar el paisaje y también creemos que es un buen momento para pasear ya que hace menos calor y hay menos gente; y por si fuera poco se presenta el Puente del Pilar, y si no piensas irte a ningún sitio puedes aprovechar para conocer algún rincón nuevo de la ciudad.
El viernes se cumplen 100 años desde que se inauguró el parque de atracciones del Turó Park, que se encontraba donde ahora están los jardines de Eduard Marquina aunque popularmente se les sigue llamando el parque de atracciones.
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